Cabello, puesta a punto en primavera

El cabello requiere la misma atención y cuidado que la piel. Una melena bonita depende de la salud de su raíz principalmente, así como de su cuero cabelludo. Además hay que tratar la fibra capilar y evitar que las puntas se abran.
Tratamientos agresivos, sustancias químicas, siliconas, detergentes, pueden desequilibrar el cabello y acabar con su salud, y como consecuencia con su belleza. Los avances en formulación, la selección más puntera de principios activos, su concentración y el progreso en el campo de las texturas permiten conciliar confort en los productos y la eficacia más visible.
El mundo del cabello
Cada cabello es diferente, y por tanto, necesita tratamientos y productos distintos a la hora de su cuidado. Los cambios hormonales, la nutrición y los factores ambientales inciden en la salud del cabello.
Algunos usos y maneras de actuar día a día ayudan a revitalizarlo, del mismo modo que malos hábitos impiden que se mantenga fuerte y sano. Contaminación, alimentación inadecuada, falta de descanso, poco ejercicio físico, estrés; son muchos los factores que pueden dañar la salud capilar.
Un cabello sano es suave al tacto, luminoso, resistente, disciplinado y con poco o ningún encrespamiento.
Cuero cabelludo
“Para un cabello sano, el cuero cabelludo debe tener un color rosado, gracias a una correcta circulación sanguínea que permita la oxigenación del folículo piloso. Su piel debe ser flexible y elástica, y los folículos deben estar libres de impurezas”, asegura Teresa Climent, farmacéutica y directora técnica de Nuggela & Sulé.
“Si no se cuida como es debido, se descompensa y empiezan a aparecer dermatitis, exceso de sebo, caspa o psoriasis”, explica Claudia di Paolo, beauty hunter.
Autoexploración
Revisa el cuero cabelludo para detectar cualquier alteración. Así se hace:
- Introduce los dedos separados de ambas manos entre tu pelo, y palpa toda la superficie con un suave movimiento de rotación. Fíjate si notas al tacto alguna zona especialmente seca, rasposa, muy suave, algún bultito, relieve… El cuero cabelludo debe moverse sobre el cráneo sin dolor.
- Delante de un espejo, separa raya a raya con un peine, y analiza de frente a nuca y de oreja a oreja. Para la parte de atrás ayúdate de un espejo de mano y un secador.
Es anormal encontrar depresiones, quistes, costras, capas de caspa, eccemas, infecciones micóticas, llagas, ampollas, lunares… Un nuevo lunar o mancha, cambio en su crecimiento, forma o color, una costra o llaga que no sana, requiere exploración médica para un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Automasaje del cuero cabelludo

Activa la microcirculación consiguiendo que la sangre transporte mejor los nutrientes hasta los folículos pilosos. Así se hace:
- Inclina la cabeza y coloca una mano a cada lado, con los dedos separados
- Con la yema de los dedos realiza pequeños movimientos circulares sobre el cuero cabelludo, sin friccionar para no estimular la producción de sebo.
- Comienza por la nuca y ve subiendo hacia la parte superior de la cabeza.
Podemos hacerlo antes de lavar, con un aceite específico,
o durante el lavado. Aplica una avellana de champú, añade un poco de agua para hacer espuma y sigue los pasos anteriores. Aclara con abundante agua.
Salud capilar
Hay que buscar siempre un cuidado capilar acorde con las necesidades específicas de cada cabello.
Caspa

Afección de la piel, eccema, que aumenta el desprendimiento de células del cuero cabelludo, dejando descamaciones blancas. Puede ser causada por una infección micótica, el hongo Pytirosporum ovale, que se encuentra de forma natural en la piel.
Los cambios hormonales o estacionales suelen empeorar el problema. El estrés, la ansiedad y la tensión nerviosa también. El primer paso es utilizar un champú anticaspa.
Grasa
El cabello está compuesto, en un 2 %, por lípidos y grasas. Cada folículo piloso tiene en su raíz una glándula sebácea que segrega sebo, para mantener en condiciones óptimas el pelo y el cuero cabelludo, y protegerlos.
Pero a veces esta glándula no funciona bien produciendo más grasa de lo habitual, obstaculizando la salud capilar. Las causas son múltiples, desde hormonales como una cantidad elevada de testosterona, a estrés, exceso de tabaco y alcohol, alimentación desequilibrada, fármacos, productos capilares inadecuados.
Para un bad hair day te recomendamos Champú seco de Batiste. Vaporiza, agita sobre la raíz, masajea, cepilla y mira cómo absorbe el exceso de grasa al instante.

Cabello seco
Igual que el exceso, la escasez de grasa es un problema. Cuando no se produce el sebo necesario, el cabello se seca y se estropea.
La salud capilar también se deteriora por el exceso de químicos, tintes, productos de alisado y permanentes para rizos; así como por una alimentación inadecuada, la contaminación, el sol, la sal, el cloro.
Por otra parte, cepillados demasiado fuertes, tirones, coletas tirantes, abuso de secadores, planchas y tenacillas a altas temperaturas, alteran la fibra capilar.
Pautas básicas para recuperar la salud capilar
- Evitar peinados tirantes. La tensión daña el folículo piloso, debilitándolo.
- Cambiar los cepillos y peines de púas muy juntas por otros tipo tridente.
- Practicar ejercicio, para oxigenar el organismo, bulbo capilar incluido.
- No fumar. Contribuye al envejecimiento prematuro del pelo al afectar a la circulación.
- Evitar el estrés.
- Seguir una alimentación adecuada
Alimentos aliados
El crecimiento y la vitalidad del cabello depende de los nutrientes y del oxígeno que la sangre transporta hasta la raíz. Un déficit alimenticio o niveles inadecuados de vitaminas se traduce en un cabello débil, frágil, quebradizo. “Por ejemplo, la vitamina A se encarga de mantener lubricado el folículo piloso y la vitamina B de la oxigenación del cuero cabelludo. Una dieta baja en hierro provoca anemia ferropénica con caída capilar intensa. La vitamina C es el nutriente principal para la producción de colágeno (que aporta estructura al cuero cabelludo y lo mantiene elástico). El zinc repara el tejido del cabello”, explica Teresa Climent.

No olvides incluir en tu dieta:
- Salmón, atún. Ricos en Omega 3, para la buena hidratación interna del pelo.
- Espinacas y acelgas. Cóctel de antioxidantes y hierro, mineral clave.
- Ostras. Ricas en zinc, cuyo déficit favorece el efluvio telógeno crónico.
- Nueces. Con Omega 3 y vitamina E que aporta cuerpo y brillo al pelo.
- Lentejas. Proteínas vegetales, que favorecen el crecimiento, y fuente de hierro y zinc.
- Huevos, mantequilla e hígado. Proteínas indispensables para la salud capilar.
- Lácteos bajos en grasa. Fuente de calcio, mineral implicado en el crecimiento capilar.
- Aceite de oliva virgen extra. Rico en vitamina E.
- Pimientos, cítricos y tomates. Fuente de vitamina C.
¿Cómo afecta el estrés?
Cuando hay estrés y se mantiene en el tiempo, la liberación de adrenalina y cortisol, entre otros, para superar la situación, pueden alterar los ciclos capilares (crecimiento, reposo y caída) y producir pérdida de pelo. Además, el cortisol va a provocar disminución de la circulación sanguínea y como consecuencia una incorrecta absorción de nutrientes y agua por parte del cuero cabelludo y los folículos pilosos. Esto provocará que todos los cabellos en fase de crecimiento se caigan, lo que se conoce como efluvio telógeno.

La mejor higiene
El cabello está expuesto a las agresiones del medio ambiente y secreciones fisiológicas, puede ser colonizado por bacterias y micro-organismos, por lo que una adecuada limpieza constituye uno de los soportes básicos para la salud capilar. Se debe lavar con un champú que limpie “sin retirar la película hidrolipídica y sin agredir el equilibrio de grasa y humedad”, asegura Teresa Climent.



Cuestión de edad
El tiempo cambia las necesidades del cuero cabelludo igual que lo hace la piel del resto del cuerpo, el organismo tiende a producir menos sebo, ante su ausencia, el pelo se vuelve más seco. El color del cabello también se va perdiendo, no sólo es hereditario, influye la salud del cuero cabelludo, nutrientes y diversos factores externos como el estrés o la fatiga.

“La morfología y condición del cabello cambia y envejece», asegura Teresa Climent que nos habla de las direntes etapas:
- Durante la adolescencia se dan una serie de cambios hormonales que pueden tornarlo graso o dar lugar a la aparición de caspa y descamación. En esta época debemos usar champús con propiedades seborreguladoras, antisépticas y calmantes.
- A partir de los 30 el pelo crece más despacio, se vuelve más fino y seco. Debemos limpiarlo con champús que ejerzan acción detoxificante y sobre todo activos que ayuden a recuperar la elasticidad y flexibilidad.
- A partir de los 40 la producción de proteínas, lípidos, melanina, queratina y colágeno disminuye, dando lugar a un cabello de aspecto seco, apagado, frágil y quebradizo. Necesitaremos tratamientos específicos que ayuden a la reparación y la recuperación de la fuerza y el brillo.
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