Permite modificar las imágenes sobre pantalla, para poder ‘probar’ distintas opciones de resultados teniendo en cuenta la fisionomía original del paciente. A veces pensamos que un aumento es lo que necesitamos y gracias a esta tecnología comprobamos que nuestro problema no es de volumen sino de recolocación.

Vamos condicionadas con una talla o gramos que hemos visto en otras mujeres y resulta que no es tanto cuestión de tamaño como de tu altura, peso, espalda… Con esta tecnología ves en pantalla tu pecho aumentado pero con tus medidas exactas, tu areola, tu proyección. Además, como lo ves en todas las posiciones, tumbada, de lado, de frente, incluso con sujetador y desnudo, el margen de error es mínimo.

«Generalmente, las pacientes que acuden a consulta para un aumento mamario llevan mucho tiempo pensando en la cirugía, y tienen una ‘imagen mental’ bastante clara del aspecto que quieren tener, pero es difícil expresarlo con precisión. Muchas veces tienen ideas preconcebidas sobre volúmenes que han visto en la red o en conocidas suyas ya operadas. Por ejemplo, dicen: “quiero 320 g”, pero cuando ven ese volumen en ellas, no es lo que querían, porque, en la cirugía de aumento, 

las características anatómicas son fundamentales para elegir la prótesis adecuada. 320 g puede ser mucho para una chica delgada, y poco para otra alta y con la espalda ancha que ha perdido volumen después de la lactancia…«.

«Facilita mucho el entendimiento con las pacientes. A través de imágenes, pueden explicar con mucha más precisión sus deseos, y a los cirujanos nos ayuda mucho en la tarea de hacerles ver qué es lo más indicado para sus características, así como si tiene diferencias de forma y de volumen previas. Esta nueva tecnología nos permite calcular con mucha más precisión diferencias existentes entre ambos senos. Y poder elegir los implantes que mejor van a ‘encajar’ con la fisionomía de la paciente».