Jamming, la belleza de la improvisación
Dicen que la improvisación ayuda a vivir más saludablemente. Por mi experiencia debe ser cierto, porque nunca sé qué voy a hacer dentro de cinco minutos. Y hasta ahora, la salud no me ha jugado malas pasadas.
Es habitual que piense una cosa y cuando voy a hacerla me decida por otra. Por las mañanas, al vestirme, voy cambiando de outfit, como se dice ahora, sobre la marcha.
Cuando tenía un horario más espartano y tempranero, con la obligación de ir todos los días a la redacción y ajustar mi vestuario a la previsión de la jornada, me recomendaron dejar toda la ropa preparada la noche de antes. Así ahorraría tiempo por las mañanas y podría dormir unos minutos más.
Sé de compañeras que dejaban listo hasta el labial elegido a juego con la camisa y el colgante o pendiente correspondiente.
Yo lo intenté alguna vez, pero sin mucho éxito, pues si por la noches tenía clarísimo que al día siguiente vestiría tejanos y blazer, por la mañana pensaba que era mejor falda ya que no hacía frío. Aunque después de desayunar estaba convencida que el vestido verde sería más adecuado, y al salir de la ducha lo que me apetecía era combinarlo con un guardapolvo, como se llamaba en los 80, contrastado de color.
El caso es que cuando abría el armario, ignorando por completo la ropa que me esperaba desde la noche anterior en una silla a modo de galán (eso ya tampoco se dice ¿no?), llamaba mi atención un pirata azul marino con camiseta de rayas.
No es broma, nunca sé lo que me voy a poner hasta que no se está deslizando la prenda en cuestión por mi cuerpo. Lo bueno es que ahora, como no tengo horario fijo para salir de casa, no me agobia, cuando decido vestirme, abro el armario y dejo que me seduzca la prenda en el momento justo.
¿Será por eso qué nunca he tenido grandes problemas de salud?
A saber, son simples elucubraciones mías que me asaltaron tras ver Jamming Sessions que, según ellos mismos definen, «no es solo un espectáculo de ‘mpro’, es todo un vehículo terapeútico«.
Ya los había visto antes, hace 4-5 años, pero no lo recordé hasta prácticamente llegar al teatro. Eso ya no sé si es tan sano, o principio de algún desarreglo neuronal. El caso es que me reí tanto, no sé si más o menos que la otra vez, no lo recuerdo, que no he podido resistirme a contarlo. Porque está claro que si hay algo sano y que embellece más que nada, es la risa. Y no solo lo digo yo, Hay muchos estudios de neurociencia que hablan de ello.
Lo que dicen los expertos
El humor y la improvisación trabajan sobre el lóbulo prefrontal, es decir el encargado de los procesos cognitivos, incluso sobre nuestra corteza cinglada, la que trabaja sobre la identificación del YO.
Las secuelas psico-emocionales que ha dejado la crisis sanitaria que hemos vivido son numerosas. Estudios recientes han demostrado que la improvisación y el humor, son tablas de salvación para estos procesos ‘post traumáticos’.
Improvisar regula algunas funciones clave para vivir de forma más sana. Como la empatía, el equilibrio, aumenta la plasticidad del cerebro, así como la compresión. Ayuda a gestionar de forma más eficiente el miedo, la intuición y los estados de ánimo.
Y os puedo asegurar que para mí ver el espectáculo Jamming en el Teatro Maravillas, en la calle de Manuela Malasaña, 6 de Madrid para más señas, fue como un bálsamo reparador.
Juanma Díez, Lolo Diego y Paula Galimberti, son los creadores de este singular show donde el teatro de la improvisación es el absoluto protagonista. Humor inteligente, original y constante.
Ellos lo definen como «Teatro vivo, popular, ateniéndonos a los tipos de teatro de Peter Brook. Único, irrepetible, fresco, divertido, co-creación con el espectador pura e instantánea«.
Yo lo que os puedo decir es que piden la participación de todos los espectadores para que aporten palabras, frases, títulos y con cada uno de ellos y sin previa preparación montan un sketch divertido y cargado de chispa que no te deja indiferente.
También piden tu colaboración para decidir forma de representación, en verso, de terror, estilo Tarantino. Pasas uno de los mejores ratos de tu vida. Desde luego para mí fue el mejor de la semana (fui en viernes y no pude empezar mejor el finde). Eso es salud, diversión, y el mejor ejercicio para la musculatura facial.
«Todos nuestros espectáculos parten de sugerencias del público. Éste participa de manera activa a lo largo del show eligiendo opciones para las historias, como por ejemplo los estilings. Hay mucha interacción con los espectadorings. Siempre con respeto y nunca haciendo humor a costa de nadie. Incluso en decisiones de la compañía se pregunta por redes socialings, a la hora de elegir vestuario, carteles para los shows, géneros teatrales, televisivos o cinematográficos para incluir en Jamming«.
Pero ¿cómo se puede salir al escenario sin saber lo que va a pasar? Hace falta «un poco de locura, ganas de vivir, una técnica actoral y narrativa, entrenada durante muchas horas, muchos años. Ganas de divertir y emocionar al público para que todos nos sintamos vivos y unidos durante hora y media«.
Juanma, Lolo y Paula tienen, además, una escuela de improvisación y humor, y lo sorprendente es que los alumnos no quieren ser actores, quieren ser más felices, tener más seguridad en ellos mismos, y se han dado cuenta tras muchos años de trabajo que lo consiguen… La gente termina transformada.
Otro día os contaré con más detalle sobre lo que la neurociencia dice sobre la importancia del humor en nuestra salud. De momento, os dejo con la recomendación de seguir una sesión de Jamming, un espectáculo de improvisación que no os podéis perder si queréis pasar un buen rato.
Y si vais, por favor, compartid con nosotros vuestra experiencia. Quiero saber vuestra opinión.
Maria
06 Oct 2021