AITOR OCIO, fundador de Henao Wellness Clinic

Futbolista profesional durante diecisiete años, tras dejar su carrera deportiva reconstruyó su vida como Director de la marca Henao, primero clínica de medicina estética y ahora centro wellness multidisciplinar. Eligió el mundo de la estética porque se dio cuenta de que podía cambiar el sector de la belleza de acuerdo a su filosofía.
Puede sorprender que un futbolista cambie las botas por cremas, radiofrecuencias, spas, unidad de sueño y cosas por el estilo que nada tiene que ver por correr detrás de un balón, sino más bien todo lo contrario, parar, ir despacio, relax… Pero a su mente clara le pareció una buena opción. Acostumbrado a cuidarse, entrenar, seguir una buena alimentación y un estilo de vida saludable ¿Por qué no trasladar esa forma de vida y conocimiento al gran público? Dicho y hecho, Aitor Ocio colgó las botas y emprendió un nuevo rumbo en el mundo de la belleza.
«Yo nunca había tenido relación con el sector. Tenía inquietud emprendedora, que ya empezaba a despertar en los últimos años como deportista profesional –2008-2009– y me dejé llevar por los indicadores que vaticinaban la estética como un sector en alza. Busqué aliados, dos médicos estéticos con muchos años de experiencia, y mucha ilusión. Para mí lo importante era encontrar, después de una etapa como deportista profesional, una nueva que me motivara, un punto de estusiasmo y superación, algo que mantengo a día de hoy».
Como buen inversor tiene varios frentes abiertos, pero el foco central no está demasiado alejado de la belleza: centros de entrenamiento personal, un spa balinés… “Todo tiene bastante relación con el lifestyle y el wellness. De alguna forma son cosas en las que yo creo. Mi filosofía es aplicar en todo lo que hago mi conocimiento, mi visión, mi intuición, mi manera de entender los distintos modelos de negocio, y rodearme de buenos equipos. Esto es fundamental; te estás moviendo dentro del sector servicios y ese trato y atención al cliente, esa manera de proyectar lo que tengo en mi interior, se consigue rodeándome de los mejores profesionales. No es fácil, porque cada persona tenemos una manera de entender una misma realidad, ahí está el reto. Hoy puedo decir que tengo un equipo maravilloso a nivel personal y profesional».

«Además de tener la formación necesaria, le doy mucha importancia a la parte personal. A mi equipo le exijo responsabilidad, preparación, compromiso y querer sentirse parte de Henao Wellness Clinic. Me gusta dar oportunidades a personas jóvenes con poca experiencia laboral pero muchas ganas de aprender. También tengo gente que acumula años de experiencia y las herramientas para transmitir ese conocimiento».
Los futbolistas y la belleza
«Cuando yo era un niño –soy del 76– y soñaba con ser futbolista, lo único que quería era jugar. La figura que todos teníamos entonces era de una persona que pega patadas a un balón. No teníamos un referente más allá del campo de futbol. Hoy, independientemente de que nos guste o no ese deporte, la figura del futbolista ha trascendido más allá de su actividad deportiva. Su corte de pelo, sus tatuajes… La llegada de David Beckham a España marcó ese punto de inflexión; hasta entonces no era habitual ver deportistas siendo imagen en campañas publicitarias. Hoy se les relaciona más con temas estéticos y de belleza«.
Belleza integral con un toque personal
«Cuando empecé a entender el mundo de la estética y cómo se está ofreciendo, quise aportar mi parte más personal. Hoy Henao Wellness Clinic no es solo un centro estético, es un espacio donde además hay entrenadores personales, nutricionistas, cardiólogos, fisioterapeutas… distintas áreas y servicios que contribuyen de alguna manera al bienestar de nuestros clientes».

«Entiendo que el bienestar real, la vitalidad, la energía, ese sentirse bien y no solo verse bien necesita otros servicios además de los puramente estéticos. Esos servicios que hilan la belleza desde la salud, un lema del que me apropié hace años. Yo quiero y pretendo que mis clientes estén sanos, no guapos.
Cada uno tenemos unos rasgos y una fisonomía; en la medida en que nos sintamos bien, nuestra piel estará mejor, nuestro pelo brillará más, nuestra energía, nuestra vitalidad, nuestra capacidad, nuestra movilidad… todo estará mucho mejor que si únicamente abordamos la parte estética con una u otra técnica».
Un buen plan de acción para llegar al objetivo
«Yo veía que las personas estaban dispuestas a gastar un cierto dinero para hacerse un tratamiento con la idea de verse mejor, pero no tenían hábitos de alimentación ni unos mínimos de actividad física que seguro mejorarían su calidad de vida. Ahí es donde empecé a pensar que, si les podíamos asesorar a iniciarse de una manera ordenada, estructurada, ese objetivo que de alguna manera perseguían lo iban a conseguir antes, lo iban a potenciar y lo iban a acompañar de una sensación interior de bienestar que la estética únicamente no les proporcionaría».
Esa fue un poco la razón del inicio y el modelo en sí que quiso incorporar. Era intentar que lo que había tenido como deportista profesional –un asesoramiento en entrenamiento de fuerza, nutrición, descanso– pudiera organizarlo y ponerlo al servicio del ciudadano de a pie mediante una planificación y un asesoramiento integral.
Lo que yo había tenido como deportista profesional –un asesoramiento en entrenamiento de fuerza, nutrición, descanso– quería intentar ponerlo al servicio del ciudadano de a pie
Empezó por la nutrición, la estética y el entrenamiento personal. Y siguió ampliando «y añadí nuevas áreas: cuidado y tratamientos capilares, una Unidad del Sueño con un cardiólogo, porque muchas personas tienen dificultades para descansar, programas de mindfulness…»

¿Qué es belleza para Aitor Ocio?
«Yo creo que necesidad. La belleza es algo muy positivo, no es una palabra banal, para mí representa mucho, suma, nos aporta. La pandemia aceleró algo que venía siendo una inercia, la importancia de estar bien. También el índice de vida ha aumentado y la gente empieza a ser consciente de que no solo hay que vivir más, sino bien, sin dolencias ni patologías físicas o mentales. Si uno hace las cosas adecuadamente en los años previos, pone los medios y se cuida, va a seguir disfrutando de la vida en esa última fase».

Gracias a su forma de orientar y ofrecer de servicios, asegura que «muchas personas han mejorado su movilidad, su flexibilidad, han ordenado la parte nutricional sin grandes restricciones. Porque para que las cosas sean sostenibles en el tiempo deben ser adaptadas a cada uno y sus circunstancias. Un plan de acción muy estricto, a la larga, se abandona. Ahí es donde trabajamos: acompañamos a la persona en su día a día para que, con pequeños ajustes y una buena orientación, se sienta bien, se vea bien, su estado de ánimo mejore y gane energía y vitalidad».
¿Es la estética un artículo de lujo?
«No lo creo. Hay formas de cuidarse, como el descanso, la hidratación, una buena alimentación y la actividad física, que no implican necesariamente un coste económico. El dinero puede aportar ciertos atajos, pero se puede alcanzar lo estético, lo bello, sin necesidad de hacer grandes inversiones. Es una opción de vida y de la economía de cada uno, de dónde estás dispuesto a poner tu dinero. Hay gente que invierte en viajes, otros coleccionan obras de arte o relojes, algunos gastan en conocer restaurantes de primer nivel, y los hay que dedican parte de sus recursos, sus ahorros, al cuidado personal. Son opciones personales, y todo me parece legítimo».
De primera división
Henao Wellness Clinic, en Bilbao, es un espacio donde integrar todas las áreas, permite la comunicación entre los equipos y todos trabajan con el mismo objetivo, ordenado y alineado. Una forma de gestionar probablemente heredada de aquella época de futbolista en la que «tuve la suerte de lograr títulos importantes con mis equipos. El primer sueño de niño lo cumplí siendo futbolista de primera división… Esa parte de ego profesional ya se colmó. Ahora quiero crecer a nivel personal en todas las facetas: evolucionar, aprender, mejorar en todos los sentidos. Si puedo seguir impulsando este modo de entender la estética, me doy por satisfecho.
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