Si corres, estira y relaja
Antes del ejercicio, unos minutos de calentamiento aumentan la flexibilidad de los músculos, evitando posibles lesiones. Rotar articulaciones, tobillos, rodillas, muñecas, codos, hombros, caderas, cuello, giros de columna, enroscar y desenrosca de abajo-arriba la columna… Después, los estiramientos ayudarán a relajar los músculos tras el esfuerzo al que han sido sometidos ya que mejoran su oxigenación. Recuerda no estirar al principio porque le quitas fuerza al músculo.
En esta época nos entra a todos el furor por el deporte, especialmente ‘salir a correr’ que es lo más a mano y barato que se nos ocurre. Pero mucho cuidado, hacer ejercicio es bueno, especialmente el running pero no podemos olvidar, sobre todo si llevamos muchos meses sin hacerlo, que hay que comenzar poco a poco, y siempre empezar con unos ejercicios de calentamiento y terminar estirando el músculo.
Para practicar cualquier actividad es fundamental realizar unos minutos de streaching sencillos. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá. Pero es importante hacerlo correctamente ya que, de lo contrario pueden dañar más que favorecer. En primer lugar, ten en cuenta que nunca debe doler el músculo que estiras, sólo has de notar la tensión.

Respiración. Inspira al iniciar el movimiento, continúa haciéndolo normalmente, y termina con una respiración al volver a la postura inicial de relajamiento.
Evita los rebotes. Estira el músculo hasta que se produzca el alargamiento y mantén la postura notando la tensión. Lo normal es contar hasta 30, relajar y repetir 2-3 veces.

1.- Cuádriceps. Es la parte anterior del músculo que hace un gran trabajo al correr. De pie, dobla una rodilla y sujeta con la misma mano el empeine. Lleva el talón hasta la nalga y mantén. Si ves que no puedes aguantar el equilibrio, prueba a elevar la mano contraria hacia el fuente y mira fijamente un punto, concentrándote. También puedes apoyarte en una barandilla o pared.
2.- Espalda a punto. Da un paso grande hacia delante y, sin doblar las piernas, lleva el tronco al frente y apoya ambas manos en la rodilla. Imagina que tiran de tu cabeza (que mira el suelo) con una cuerda y aguantas sin despegar las plantas de los pies del suelo. Cambia la posición de las piernas y repite.
3.- Parte posterior del muslo. De pie, con las rodillas juntas, adelanta la pierna derecha y, sacando los glúteos hacia arriba, lleva el tronco con la espalda recta hacia atrás, doblando la pierna izquierda, como si quisieras sentarte. Vuelve a la posición inicial, cambia las piernas y repite.
4.- Tonifica los gemelos. De pie, da un paso grande hacia atrás, flexionando la pierna de delante. Baja la cadera todo lo que puedas, sin doblar la espalda y apoya la pierna de atrás sobre la punta de los dedos. Vuelve a la posición inicial, repite 3 veces y cambia de pierna.
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